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El próximo 31 de marzo se cumplen 100 años del nacimiento de Octavio Paz Solorzano; los homenajes y alabanzas han proliferado y seguramente aumentarán a lo largo de 2014.

Siempre es grato se recuerden los atributos intelectuales y sensuales de un hombre como Paz, su forma de concebir la estética del ensayo y la poesía son referente de la literatura modernista Iberoamericana.

Sin embargo es injusto que las conmemoraciones y homenajes a Octavio Paz se centren casi exclusivamente en su obra literaria.

Insisto, Paz es un titán de las palabras, pero su acción como liberal y socialdemócrata abonaron en mucho a la libertad y pluralidad que hoy gozamos y poco valoramos.

Octavio Paz fue en su juventud un convencido del comunismo teórico y de la Revolución mexicana, pero paulatinamente fue abandonando ese fervor comunista – bélico, para ubicarse dentro de una izquierda liberal que en su tiempo y aún hoy sigue siendo incomprendida.

En 1967 siendo Embajador en la India inició públicamente ese rompimiento con el comunismo y el ideal de la revolución mexicana que lo llevaron a renunciar al cargo en 1968 por la masacre de Tlatelolco y los excesos del gobierno mexicano.

A partir de entonces inició casi en solitario una lucha ideológica contra el corporativismo del gobierno nacionalista y el obcecado dogmatismo de la izquierda.

La intelectualidad mexicana e instituciones afines al gobierno relegaron a Paz de todo evento y le acotaron sus esfuerzos editoriales al restringirle materiales o amenazando sutilmente a sus colaboradores.

La izquierda dogmática fue más allá y no sólo lo marginó sino que aprovechaba cada ocasión para mentarle la madre o quemar efigies de Paz.

Pero lejos de disminuirse Paz siguió madurando y respondía a los dogmaticos de izquierda con poesía hermosa y vanguardista; a los corporativistas del gobierno les contestaba con lúcidos ensayos.

Y a ambos les daba muestra de tolerancia y civilidad al invitarlos a platicar, a debatir sobre sus orígenes, presente, futuro, miedos o perspectivas.

Desafortunadamente los encuentros fueron escasos por el ego y cerrazón de los dogmáticos y corporativistas.

Posiblemente la carga ideológica de la guerra fría tenía tan calientes las mentes de los intelectuales y gobernantes que les sorprendió el “socialismo libertario” y tolerancia de Paz; entonces no había memes pero si anónimos y Octavio nunca se escondió para debatir, nunca rehuyó a verter frontalmente sus ideas por más polémicas que fueran.

Sólo ahora al paso del tiempo muchos han entendido que Paz nunca abandonó sus ideas socialistas ni su espíritu liberal, lo que Paz siempre buscó fue tender un puente entre ambos, asunto que fue de avanzada para su tiempo y que en buena forma lo sigue siendo.

Enrique Krauze bien lo definió al llamarlo: socialista libertario.

Paz no era sólo poesía, su congruencia y valentía merecen estelares en los homenajes.

Punto Final

No se ha comprendido el carácter y obligación social de la oposición, ser oposición no significa atacar en y por todo al gobierno; menos desaparecer ante la derrota.

Es desde la oposición donde se deben tender los puentes de entendimiento entre los agentes del poder o representación social.

 Pablo Torres Corpus

torrescorpus@hotmail.com (Imagen, Zacatecas; El Alacrán, Jerez; El Eco del Cañón, Tlaltenango)